jueves, 29 de marzo de 2012

Cesare “Joe” Colombo

Este ícono del diseño nació  en 1930 en Milán en una clase burguesa. Estudió pintura y escultura en la Academia de Bellas Artes de Milán, pero también contaba con el título de  diseñador industrial y arquitecto. Cuando su padre cae enfermo, se empieza a encargar de su fábrica en 1958 donde aprovechó para experimentar con procesos de producción del plástico. Fue en 1961 cuando teniendo él 30 años de edad, que se retira del negocio junto con su hermano menor para dedicarse de lleno al diseño.

En los siguientes años se dedicó a innovar creando la primera butaca de fibra de vidrio llamada “Elda”, un asiento giratorio que aislaba al que se sentaba, así como una unidad móvil combi-centro y una cocina para Boffi, en 1965 crea la silla apilable “Universale” convirtiéndose en la primera silla hecha de un solo material, este diseño todavía se produce. Se caracterizó por crear espacios dinámicos, muebles flexibles y rodantes reflejando su gusto a ir de prisa, afición que lo llevo a viajar por el mundo e incluso llegar a diseñar coches de carrera.

Joe Colombo hizo grandes aportaciones al diseño de interiores provocando que varias de sus ideas construyeran los diseños más vanguardistas. Es por esto que muchos de sus muebles todavía se fabrican hasta la fecha: creó repisas que cuelgan del techo, así como copas diseñadas para poder sostener el vino y el cigarrillo al mismo tiempo con la misma mano. Un invento de Colombo fueron lo que llamó células: habitaciones que resolvían las necesidades de los hogares y que se podían trasladar en el interior de la casa.

Una gran característica de este diseñador es que no tuvo miedo de utilizar el plástico ya que en los 60´s era algo impensable, de hecho este elemento lo  podemos observar en varias de sus creaciones, lo hacía lucir como un material moderno y revolucionario además de que  le permitió crear interiores flexibles con gran versatilidad ya que las habitaciones  podían variar su tamaño y su colocación dentro de un mismo espacio.

Toda la gente que lo conocía coincidía en que era un genio. Sus colegas podían reconocer un talento especial en el para apreciar las cosas ordinarias y verlas de otra manera. Ponía especial atención al futuro, tenía muy claro que era lo que quería lograr y su estilo era mundano, o dicho de otra forma, para todos. No fue sólo eso lo que lo ayudó a triunfar sino que poseía un gran carisma, esto sumado con su gran capacidad lo ayudó mucho durante su carrera.

Desafortunadamente no vivió lo suficiente para ver todos sus logros ya que murió en 1971 el día de su cumpleaños al cumplir 41 años. Un ataque al corazón le impidió inaugurar su exposición “Italia: el nuevo paisaje doméstico”, que se encontraba preparando para el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Fue alguien que iba adelantado a su tiempo y gracias a él se debe gran parte del prestigio del diseño italiano, de hecho varios historiadores creen que fue él quien convirtió a Milán en la capital de diseño.

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