Por Estefanía Guzmán Quintero
La iluminación es una parte esencial en la
decoración de interiores, ya que es ésta la que hace que un lugar se vea de
cierta forma y refleje lo que deseamos expresar.
Si utilizamos la luz adecuadamente obtendremos
calidez pero además que un espacio se vea más grande. Lo más importante es que
elijas la intensidad adecuada, si utilizas lámparas con luz excesiva pueden
molestar o hacer que la habitación luzca de menor tamaño.
Es recomendable combinar luz directa e indirecta
para conseguir un ambiente acogedor, íntimo y que transmita paz.
La iluminación directa es adecuada para resaltar
ciertos objetos decorativos, mientras
que la indirecta nos será útil para iluminar toda una estancia y que ésta luzca
agradable.
Dónde y
cómo hacerlo:
Sala de estar: Una buena opción es empotrar luces
tenues en el techo para iluminar las paredes y el piso y promover un ambiente
acogedor.
Comedor: Aquí la luz debe equilibrarse; debe ser
relajante pero a la vez lo suficientemente intensa para comer cómodamente.
Cocina: Esta parte del hogar requiere luz intensa
para las áreas de trabajo, sin embargo, en el resto de ésta bastará con algunos
proyectores o focos.
Baño: Aquí la luz necesita ser incandescente ya que
lo que busca es iluminar más a las personas que al mismo ambiente. Puede ser de
gran ayuda una lámpara alargada sobre del espejo.
Dormitorio: Un lugar tan íntimo como son las
habitaciones requieren de un ambiente tranquilo, la luz puede provenir de
lámparas de pie en las esquinas o proyectores en el techo.
Tip extra: Recuerda que puedes jugar con todos los
objetos que tengas en casa para hacer de ellos unas magníficas lámparas
decorativas.
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